Espinosa de los Monteros es un auténtico paraíso para los amantes del ciclismo. En grupeta o en solitario, su impresionante naturaleza ofrece multitud de recorridos adaptados a todo tipo de ciclistas, desde los más “pro” hasta los que se lo toman con más calma. Ajusta bien las calas, porque hoy nos vamos de ruta por los valles pasiegos.
Espinosa de los Monteros, situada en el extremo noroccidental de la provincia de Burgos, es la puerta de entrada a los bellísimos valles pasiegos, una zona que impresiona por su naturaleza exuberante y prácticamente intacta. Por su situación geográfica, Espinosa de los Monteros es el perfecto “campo base” desde el que realizar un recorrido por algunos de los puertos de montaña más espectaculares de la Península Ibérica, que comunican los valles pasiegos burgaleses de Las Merindades con la comarca de los Valles Pasiegos de Cantabria.
Cuatro puertos de montaña desde Espinosa de los Monteros.
Antes de salir, además de los geles, no te olvides de meter en el bolsillo del maillot una de esas barritas energéticas que aquí en Espinosa llamamos sobaos pasiegos y que encontrarás en muchos de los establecimientos de la villa. Partiendo desde la plaza de Sancho García en dirección a la pedanía de Las Machorras, varios pasos de montaña nos llevan a las alturas de las montañas pasiegas. Se trata de carreteras muy ciclistas, como si se hubieran diseñado para los amantes de las dos ruedas. Prácticamente el único tráfico que encontrarás son las numerosas grupetas que transitan a diario por estas carreteras estrechas y serpenteantes a través de una mezcla de bosques atlánticos y mediterráneos.
El Picón Blanco.
Desde el mismo casco urbano de Espinosa de los Monteros, en un giro de la calle del Sol empieza la subida a este coloso. En este puerto, muy conocido por los aficionados, han dejado su huella grandes ciclistas como Mikel Landa o Remco Evenepoel. El Picón Blanco no es un puerto fácil. Tiene una longitud de 8,4 kilómetros y una pendiente media del 9,1% con rampas que llegan hasta el 18%. Casi desde el mismo principio de la subida, las rampas se sitúan al 13%. La zona más dura la encontramos a la altura del pinar (única zona de sombra de la subida). A partir de ahí, el porcentaje no baja del 9% hasta llegar a la base militar abandonada que corona la subida. Si las nieblas frecuentes en la zona nos dejan, podemos admirar un espectacular paisaje salpicado de cabañas pasiegas, con gran parte del norte de Las Merindades y los valles de Soba y la Gándara ante nuestros ojos.
Portillo de La Sía
Este puerto comienza justo a la entrada de la pedanía de Las Machorras, una vez que se ha pasado Bárcenas. Comunica los valles del río Trueba con el del río Asón. Es un puerto mucho más llevadero que el anterior. Tiene una longitud de 7,2 kilómetros con una pendiente media del 6%. Esta subida tiene el encanto de las carreteras de montaña sinuosas y muy estrechas, con un asfalto en perfectas condiciones. Aunque el inicio de la subida nos da la bienvenida con dos curvas de herradura que rondan el 7%, durante estos primeros kilómetros el porcentaje va bajando progresivamente mientras pedaleamos a la sombra por zona boscosa. A partir de aquí, la vegetación se va abriendo. El último kilómetro es el más duro, con porcentajes que rondan el 10%. Sin embargo, después de este último sofocón el premio es grandioso: llegamos al mirador, situado junto a un refugio y que nos regala unas soberbias vistas del valle de Soba. En días claros y sin bruma podremos incluso vislumbrara el mar Cantábrico desde aquí. Subimos la cremallera del maillot y nos preparamos para un bonito descenso que transcurre por el Parque Natural de los Collados de Asón.
Portillo de Lunada
Lunada se trata, sin duda, de uno de los puertos más espectaculares de la geografía peninsular. Pasando Las Machorras, siguiendo por la BU-570 tomamos el cruce hacia Lunada dejando a la izquierda la carreta que sigue hacia Estacas de Trueba. Por esta vertiente sur se trata de una ascensión fácil, de 8,1 kilómetros al 6% de media. El Pico de Castro Valnera domina durante toda la ascensión un paisaje grandioso, muy abierto (esto también es lo que puede añadir dificultad a la subida si aparece el viento). Poco antes de llegar a la cima, nos podemos desviar a la izquierda hacia la estación de esquí o tomar un refrigerio en el refugio de montaña. El descenso es larguísimo por la otra vertiente, por el valle del río Miera.
Puerto de Estacas de Trueba.
Este puerto une las localidades de Espinosa de los Monteros con Vega de Pas. Haciéndolo por esta vertiente sur, es uno de los puertos más agradecidos para los cicloturistas. Contando desde Las Machorras tiene una longitud de 11 kilómetros con una pendiente muy suave del 3%. Un puerto muy tranquilo que se presta a ir parando para sacar fotos de los impresionantes valles pasiegos. No dejes de parar para la visita obligada a la cascada de Guarguero, un precioso salto de agua del río Trueba situado poco antes de coronar. En la otra vertiente, el descenso hasta Vega de Pas es sencillamente increíble.
Un día de ciclismo para recordar.
Todos estos puertos se pueden combinar en varios recorridos de dificultades para todos los gustos y posibilidades. Su ubicación de frontera permite conectar con rutas por las vecinas comunidades de Cantabria y País Vasco enlazando los puertos de La Sía, Asón y Picón Blanco. Por Estacas de Trueba podemos enlazar con el puerto del Escudo o con el más llevadero de Matanela, para volver por el alto de La Varga atravesando el Monumento Natural de Ojo Guareña. Un recorrido muy exigente es el que conecta La Sía con el puerto de Los Machucos, volviendo por Lunada.
Las posibilidades de pasar un gran día de ciclismo son casi infinitas. Y de regreso a Espinosa de los Monteros, podemos recuperar kilocalorías con una buena comida en alguno de los establecimientos hosteleros que ofrecen una rica muestra de la gastronomía de la localidad.