El pasado mes de septiembre se hubiera celebrado la 2ª edición de la Quincena Histórica de Villarcayo, pero a pesar de su suspensión, desde la organización continuan trabajando para celebrarla el año que viene si las circunstancias sanitarias lo permiten.
El año pasado un grupo de comerciantes de la Villa, con la colaboración del Ayuntamiento, decidieron promocionar el turismo mediante la conmemoración de los dos importantes acontecimientos históricos que han marcado la historia de la localidad a través de recreaciones históricas.
El primero el 30 de agosto de 1560, fecha en la que Villarcayo fue declarada la capital de Las Merindades, el año pasado se celebró un Mercado Medieval y una actuación teatral con actores y actrices de Villarcayo y alrededores, que escenificaron la reunión en la que el Doctor Mendizabal eligió a la Villa como Capital de Las Merindades.
Unas semanas más tarde se conmemoraba el asedio del 18 de septiembre de 1834 por las Tropas Carlistas con una impresionante recreación histórica con más de 100 recreadores profesionales junto con decenas de vecinos, que asombraron a los asistentes por el realismo y el despliegue de recursos durante tres intensos días de actividades.
Lamentablemente este año por las razones que todos conocemos no se ha celebrado, pero desde la organización continúan trabajando para que al año que viene, si lo permite la pandemia, todo el mundo pueda volver a disfrutar de una nueva “Quincena Histórica”.
Desde estas líneas vamos a repasar estos dos acontecimientos tan importantes para la historia de Villarcayo, ocurridos el primero en el año 1560 y el segundo en 1834
Capitalidad de Las Merindades, 30 de agosto 1560
El rey Felipe II envió al Dr. Mendizábal, Oidor de Valladolid, para hacerse cargo de la Justicia real en Las Merindades.
El 28 de agosto de 1560 en Miñón, debajo de un moral, el Dr. Mendizábal citó al Doctor Garavillo, Teniente de Justicia Mayor de Las Merindades, a Diego de Bibanco, procurador general y al resto de procuradores, regidores, merinos y vecinos de todas esas tierras. “Presente el Dr. Garavillo, teniente de alcalde mayor en las Merindades, Diego de Bibanco, procurador general de ellas y otros muchos, el Dr. Mendizábal puso la mano sobre la vara de la justicia que tenía el Dr. Garavillo, jurando por Dios y Santa María y los 4 evangelistas, administrar bien y fielmente justicia y el Dr. Garavillo le entregó la vara de justicia para que usase de ella como S. M. le era mandado”. A continuación todos los merinos entregaron sus varas al Doctor Mendizábal y éste se las entregó a Gutiérrez de Ceballos, alguacil designado por Felipe II.
Allí mando escuchar a los merinos y decidir en cuál de esas siete Merindades y lugares sería el lugar mejor como sede de la Audiencia, y, habiéndose manifestado diversas opiniones entre los informantes, sosteniendo uno que en Miñón, otros que en Torme, otros que en Bisjueces y otros que en Villarcayo, el Dr. Mendizábal optó por este último punto, como lugar más céntrico y pasajero, y desde entonces comenzó la importancia política de la Villa, al ser desde dicha fecha de la CAPITALIDAD DE LAS MERINDADES DE LA MAS VIEJA CASTILLA y el lugar de reunión de ellas y residencia de su Alcalde Mayor.
El Doctor Mendizábal eligió el 30 de agosto del año 1560 a Villarcayo, como el lugar más cómodo y conveniente para que tuviese en él su asiento la audiencia real de estas Merindades, alegando por razones las siguientes: “quel dicho lugar de Villarcayo está en medio de los dichos dos lugares (Torme y Bisjueces) y el archivo de las escrituras de la dicha Merindad de Castilla Vieja y provisiones y cartas tocantes a las dichas Merindades y el sitio dél es más espacioso e tiene ribera del río Nela y lugar pasajero de los puertos de mar para Castilla y de caminos arrieros, y pasan por él con provisiones e bastimentos, y la villa de Medina de Pomar en donde la dicha audiencia ha residido, es del Condestable de Castilla, e no cae en las dichas Merindades”.
Asedio Carlista del 18 de septiembre de 1834
En la madrugada del 18 de septiembre del año 1834 comenzó en la Villa un asedio durante 17 horas que marcó para siempre la historia de la Villa. Como consecuencia de aquellos hechos por decreto de 3 de julio de 1843 fue declarada la Villa de Villarcayo como Heroica, título que adorna su escudo.
A las seis y media de la mañana unos 3.000 soldados carlistas, dirigidos por el Brigadier Andéchaga junto a Sopelana, Ibarrolilla y Mazarrasa, entraron por la calle San Roque siendo recibidos a tiros desde las casas y desde el mismo ayuntamiento. Resultando herido de muerte en esos primeros disparos el general Sopelana.
La guarnición de Villarcayo era muy escasa, unas dos docenas de Urbanos posiblemente mandados por Francisco Cuesta que es el que aporta los datos para el memorándum de la defensa y 40 hombres del regimiento de línea nº 15 al mando del teniente Francisco Tapia, algunas fuentes añaden algunos soldados de caballería del regimiento de la Princesa.
Los carlistas, viendo que los liberales se defendían con ventaja por el abrigo de las casas y del ayuntamiento y la iglesia que convirtieron en fortalezas, al mágico grito de ¡Viva Isabel ¡ y que no se daban oídos a ninguna capitulación, ni por parte del pueblo ni de la tropa, optaron por la solución más fácil pero la más cobarde, dar fuego al pueblo por distintos puntos. Unos 45 edificios ardieron en Villarcayo ese 18 de septiembre, pero la guarnición y los vecinos armados a pesar de los salvajes ataques y de perder algunos urbanos que fueron hechos prisioneros, seguía resistiendo, lo que obligo a Sanz hacia las cuatro de la tarde a abandonar el ataque y retirarse a pernoctar a la vecina Cigüenza para tratar de dar algún descanso y rancho a su tropa. Dejó en Villarcayo alguna tropa que continuo con el asedio hasta las 12 de la noche, así pues el asedio duro unas 17 horas.
Fuerzas liberales llegaron el 19 en auxilio de los defensores de Villarcayo, concretamente el brigadier Fermín Iriarte con una columna de 900 hombres, quien les dio alcance en las inmediaciones de Cigüenza, liberando a 12 urbanos prisioneros y causándoles bastantes bajas.
Para conmemorar esta batalla durante muchos años se celebró en la calle Carreruela una fiesta, una tradición perdida en el último cuarto del siglo pasado y que fue recuperada de nuevo en el año 2015 por la Concejalía de Cultura y Festejos.
En el año 2019 la villa acogió en sus calles la primera edición de la recreación histórica de estos hechos. Participaron más de 100 recreadores de distintos puntos de España, así como numerosos vecinos de Villarcayo y localidades cercanas. La organización a cargo del “Grupo de la Quincena Histórica de Villarcayo” fue impecable y ya están trabajando para la recreación del año que viene, si el COVID-19 lo permite.