La empresa San Miguel Restauración, de la mano de Sonia San Miguel, ha sido la encargada de este encomiable trabajo de más de 4 meses para descubrir y restaurar una pintura mural completa que ha estado oculta durante siglos bajo varias capas de cal y revoques. Sonia San Miguel lo ha conseguido y la iglesia de Manzanedo ahora luce en su bóveda un precioso mural que representa el Apocalipsis.
En el año 2019 se retiraba el retablo de la Iglesia de para dejar a la vista los elementos arquitectónicos románicos puros del ábside, fue entonces cuando se comprobó que estaba cubriendo unas pinturas murales que además dejaban entrever que la bóveda también escondía más pinturas, a pesar de que estaba recubierta de varias capas de cal y revoques.
Para comprobar la presencia del mural se encargó una cata que confirmaba su existencia, pero con la incertidumbre de su estado y tamaño. Fue entonces cuando la anterior alcaldesa del municipio solicitó una subvención a la Diputación de Burgos que ha sido concedida en esta nueva legislatura y junto a fondos propios se han sufragado los trabajos de restauración que la propia restauradora, Sonia San Miguel, presentó a todos los vecinos el pasado 18 de mayo después de la misa de san Isidro.
Sonia, explico los trabajos a los presentes, entre los que se encontraba el párroco de Manzanedo, Juan Miguel Gutiérrez y la alcaldesa del municipio, Margarita Pérez Herrero, quien quiso agradecer a Sonia San Miguel su trabajo tan sacrificado ya que lo ha hecho a mucha altura desde un andamio y con la dificultad añadida de que las pinturas estaban bastante deterioradas, “ha sido un gran trabajo del que en el Valle de Manzanedo estamos encantados”.
Restauración de las pinturas
Después de instalar los andamios comenzó a retirar las capas de añadidos, en total 7 capas de cal y revoques, una de ellas muy gruesa que se dio en su día para igualar los desniveles, fue cuando se picó la pared para que agarrase mejor el cemento, deteriorando considerablemente la pintura que había debajo.
Después de retirar todas las capas se comprobó que la escena estaba completa y se comprende perfectamente, se trata de la segunda venida de Cristo rodeado de los cuatro Evangelistas, es decir representa al Apocalipsis. Se ve a Cristo en Majestad con las manos extendidas y la llaga en el costado, vestido con un manto rojo, sentado en un arco de luz y a sus pies la bola del mundo y un poco más abajo pequeñas figuras humanas representando las almas en el juicio final. A su alrededor se encuentra el Tetramorfos, los 4 evangelistas. Toda la escena se encuentra rodeada de un marco en forma de telón y a los lados unos ángeles que estaban en mal estado y no se han recuperado del todo, pero se intuye que llevan instrumentos musicales. También se pueden ver decoraciones de hojas de acanto y unos monjes, seguramente del cercano Monasterio de Rioseco.
El estilo de la pintura es ingenuo, sencillo y esquemático que lo que verdaderamente pretende es crear una representación de esa esta parte de la Biblia, más que la calidad del trabajo artístico. La edad de las pinturas no se sabe con certeza, el retablo es del siglo XVI, por lo que pueden ser del siglo XV, o incluso anteriores.
Se encontraban en un estado muy delicado, durante la restauración se comprobó que no eran frescos, sino que son pinturas sobre el mortero ya seco, una dificultad añadida ya que se desprendían después de sacarlas a la luz. Sin embargo se han podido restaurar porque las pequeñas pérdidas producidas al picar la pared, con mucho trabajo se han podido rellenar con una mezcla de cal, arena y polvo de alabastro, consiguiendo nivelar la superficie. “Por supuesto siembre respetando el original”, insiste Sonia San Miguel. El trabajo finalizó con la aplicación de un fijador para una buena conservación de las pinturas.
Muy pocos colores
El artista utilizó muy pocos colores, tan solo tres, el rojo oxido, el negro y el ocre, a partir de ellos consiguen el resto, marrones, granates, anaranjados o grises… llama la atención la inexistencia de los azules o verdes. Aunque pueda parecer extraño se trata de una técnica común en la época.
Porque se tapaban la pinturas
El principal motivo por el que antes se tapaban las pinturas era por higiene, para desinfectar la iglesia. De hecho, las tres primeras capas que tapaban las pinturas eran de cal, seguramente se hizo en un momento en que era más importante la higiene que el arte, en algún periodo de epidemias o simplemente para prevenirlas. Las siguientes capas ya se pintaron sobre el fondo blanco de la cal, y ni siquiera sabrían que había pinturas debajo. Cuando revocaron la bóveda ya no se veían las pinturas al estar debajo de varias capas de cal.