El pasado 1 de marzo se celebraba en El Almiñé una nueva edición de “La danza del Gallo”, una de las celebraciones de carnaval más singulares de Las Merindades y de la provincia.
Las primeras citas documentales son escasas, se tienen referencias documentales al carnaval de El Almiñé del año 1919. Se sabe que el día 24 de junio de ese año se pagaron por la función de carnaval y Santa Lucía 5,5 ptas. y el 25 de junio de 1922 la taberna de Santa Lucía y el carnaval 2 ptas. Una segunda referencia está fechada el mismo día y mes, pero del año 1924. De todos modos, por tradición oral, se sabe en el siglo XIX ya se celebraba el carnaval.
Aproximadamente en el año 1970 se dejó de celebrar, sin motivo aparente, ya que nunca se prohibió, ni siquiera durante la dictadura cuando la mayoría de los carnavales en España estaban prohibidos, e incluso asistía una pareja de la guardia civil del cercano cuartel de Valdenoceda. En el año 1982 se recuperó esta tradición, siendo conocido como “La Danza del Gallo”.
Aunque en un principio se celebraba el martes de carnaval, ahora se ha adelantado al sábado anterior para facilitar la asistencia de la gente.
Por la mañana los mozos y mozas van por las casas a son de dulzaina pidiendo alimentos para hacer, ya por la noche, una fiesta todos juntos. Llegada la tarde y al son de la caja y de la dulzaina, con el gallo en la mano, se baja al lugar llamado “Carraspal”, situado aproximadamente a un kilómetro del pueblo.
Allí se baila, se canta y se toma algún licor para entrar en calor. Es tradicional que los mozos y mozas echen pelusas y ceniza a los asistentes (el peluso es una especie de picapica sacado de los juncos que hay en los ríos y arroyos), lo que muchas veces es motivo de carreras, diversión e incluso fastidio de la gente.
Después de esto y cuando parece prudente, coloca el gallo en el suelo, atándolo a una estaca clavada en el mismo. Entonces, y al son de una melodía, comienza la ceremonia. En corro se va danzando llevando el sable un chico y a la mitad de la melodía se le pasa a la chica la cual, al finalizar la melodía da al gallo suavemente con el sable en el plumaje. Sigue la rueda y la chica da el sable al chico que tiene al lado repitiéndose la melodía y el acto. Así tantas veces como parejas haya hasta la última chica. Antiguamente esta última chica, en vez de tocarle le daba fuerte, una sola vez, para matarlo. Hoy al gallo no se le da muerte.
Video cortesía de Logos dos dos.