Se trata de la campaña más rica en número de hallazgos desde que se retomaran las excavaciones en 2016. La ampliación de la excavación en 40 metros cuadrados en el yacimiento situado en el BIC y Monumento Natural de Ojo Guareña aporta nuevos datos sobre las actividades que los neandertales realizaron en esta cueva del norte de la provincia de Burgos.
El 24 de agosto finalizó la quinta campaña de excavación en la cueva Prado Vargas situada en Cornejo, Merindad de Sotoscueva. Desde el pasado 1 de agosto un equipo de diez investigadores y estudiantes de la Universidad de Burgos (UBU), el Centro Nacional de Investigación sobre Evolución Humana (CENIEH), el Museo de la Evolución Humana y la Universidad de Sevilla han trabajado en el nivel 4 de este yacimiento de hace 46.000 años.
En los más de 80 metros cuadrados del este nivel este año se han recuperado más de tres mil restos, siendo esta la campaña que más rica desde el inicio del proyecto en el año 2016.
Entre los huesos y dientes recuperados se han identificado principalmente restos de ciervo y caballo, junto a otras especies como el rebeco, corzo, oso, bisonte, león y jabalí otros. Los huesos aparecen muy fragmentados destacando la presencia de huesos largos como húmeros, metatarsos y tibias, los cuales presentan numerosas marcas de corte. Esta fragmentación y selección anatómica nos indica que los grupos neandertales transportaron al interior de la cavidad las extremidades de los animales que cazaron para aprovechar su carne y fracturar las cañas de los huesos largos para poder obtener y consumir su médula.
Una de las singularidades de este yacimiento es que los neandertales que ocuparon esta cavidad seleccionan alguno de estos fragmentos para utilizarlos como retocadores. Estos instrumentos de hueso servían para golpear las lascas de piedra con el objetivo de modificar sus filos y configurar diferentes tipos de herramientas. Durante esta campaña se han descubierto una docena de estos nuevos retocadores cuyo estudio aportará una valiosa información sobre esta práctica cultural.
Junto a los fósiles de animales también se han descubierto más de un millar de herramientas de piedra entre las que destacan varias raederas, denticulados y perforadores. La mayoría fueron fabricadas a partir de nódulos de sílex localizados en las inmediaciones de la cavidad. Sin embargo, también se han documentado una docena de herramientas de cuarcita cuya procedencia es algo más lejana, que demuestra que una vez los neandertales se asentaron hace 46.000 años en Prado Vargas desarrollaron un control territorial que les permitió gestionar todos los recursos existentes en un área superior a los trescientos kilómetros cuadrados.
Cueva Prado Vargas se localiza en el desfiladero configurado por el río Trema a su paso por Cornejo. La historia de sus hallazgos arrancó en 1968 con el descubrimiento de un cráneo de oso de las cavernas (Ursus spelaeus). Este descubrimiento motivó que el científico Trino Torres llevara en 1986 una campaña de excavación donde ya verificó la existencia de una ocupación neandertal en esta cueva
Desde 2016 un equipo codirigido por Marta Navazo Ruiz (Universidad de Burgos), Rodrigo Alonso Alcalde (Museo de la Evolución Humana) y Alfonso Benito Calvo (Centro Nacional de Investigación sobre Evolución Humana) retomaron las excavaciones ampliando año tras año la superficie de excavación. Los más de tres mil restos recuperados este año se suman a los miles de las campañas anteriores lo que está permitiendo llevar a cabo en la actualidad tres tesis doctorales sobre este yacimiento por parte de los doctorandos de la Universidad de Burgos Pedro Alonso, Hector de la Fuente y Claudia Santamaría. Del mismo modo desde el inicio del proyecto se han defendido en dicha universidad una decena de trabajos de fin de grado y de master que han ampliado el conocimiento sobre la vida cotidiana de estos grupos humanos.
Las excavaciones e investigaciones en Cueva Prado Vargas han sido financiadas por la Consejería de Cultura de la Junta de Castilla y León y la Fundación Palarq. Además, un año más han contado con la colaboración del Ayuntamiento de la Merindad de Sotoscueva, la Junta Vecinal de Cornejo, las asociaciones Escuela de Cornejo y Nabo-Qui de Quisicedo y las empresas Galletas Flor Burgalesa y Grupo Mahou-San Miguel.
La Arqueología como herramienta de dinamización del territorio
Desde 2016 una de las características que ha marcado la identidad de las excavaciones en Cueva Prado Vargas es la importancia que el equipo ha otorgado en lograr una implicación de los vecinos del territorio con el proyecto de investigación. Para lograr este fin desde 2016 se han organizado una serie de conferencias y jornadas de puertas abiertas que han permitido que los habitantes de la zona conocieran de primera mano los avances producidos en el yacimiento. La situación actual motivada por el covid-19 ha desencadenado que durante esta campaña este tipo de acciones no hayan podido realizarse. Sin embargo el diseño de un protocolo especial adaptado a la nueva realidad ha permitido que se pueda desarrollar una nueva edición del voluntariado de lavado de sedimentos arqueológicos así como varios talleres educativos para niños.
El Voluntariado Arqueológico, desarrollado en colaboración con la Consejería de Medio Ambiente a través de la Casa de Parque del Monumento, la Fundación Patrimonio Natural y Ráspano Ecoturismo, se ha llevado a cabo en la localidad de Cornejo, dentro del cauce del río Trema. En esta edición el voluntariado se ha alargado durante 11 días y ha contado con la participación de 48 voluntarios procedentes de Bilbao, Burgos, Vitoria, León, Guadalajara, Santoña y Barakaldo. El 95% de los participantes son ciudadanos con segunda residencia en localidades de la zona como: Cornejo, Quisicedo, Quintanilla-Sotoscueva, Hornillalatorre, Quintana de los Prados, Espinosa de los Monteros, Colina y Medina de Pomar.
Durante el desarrollo de esta actividad, realizada al aire libre, se ha trabajado en cuatro puestos de lavado simultáneos. Cada puesto estaba ocupado por miembros de la misma unidad familiar para garantizar los protocolos de distanciamiento y contacto social formulados por las diferentes administraciones.
En total se ha procesado casi una tonelada de sedimentos procedentes del nivel 4 que han permitido recuperar microlascas de sílex de apenas un milímetro, pequeños fragmentos de huesos quemados y dientes de topillos, musarañas y roedores. El estudio de estos pequeños micromamíferos permitirá reconstruir como era el clima y el paisaje en este territorio hace 46.000 años.
Además, desde la Casa del Parque de Ojo Guareña se han realizado dos talleres de arqueología sobre Prado Vargas en los que han participado diecisiete niños entre vecinos y veraneantes de los pueblos de la zona.