En el año 2017 se realizó la anterior campaña de excavaciones en la que se instalaron barandillas y reconstruyeron parte de las escaleras para acceder al yacimiento.
La nueva campaña comenzó el 30 de septiembre y duró aproximadamente 15 días en los que los arqueólogos Enrique Dies y Antonio León, muy vinculados al Valle de Valdivielso, han concluido que el yacimiento arqueológico eran construcciones altomedievales de principios siglo VIII y que posiblemente estuvieron habitadas hasta el siglo X.
El yacimiento tiene dos niveles, primero se realizó la excavación en la parte inferior del yacimiento y luego la excavación se desplazó hasta la parte superior donde se sitúan “las cabañas de los moros”. Tanto la técnica constructiva, como los materiales que han aparecido en la parte de abajo del yacimiento son iguales a los encontrados arriba en las cabañas, por lo que los arqueólogos han concluido que ambas partes constituyen un único yacimiento.
En la parte inferior había una muralla de 2 metros de ancho y 2,5 de alto que cerraba el acceso, seguramente con funciones defensivas ya que delante tenía una plataforma de aproximadamente 1,5 metros para colocar algún tipo de empalizada, era una defensa básica del emplazamiento. Una vez librada la muralla, se llegaba a un espacio de unos 300 metros cuadrados, que serviría para dejar el ganado o como cobertizo para almacenar lo que difícilmente se podía subir hasta la parte de arriba donde se encontraban las construcciones que servían de vivienda.
Ya en la parte superior, Las oquedades que podemos ver en la roca eran las traseras de las viviendas de las construcciones, posiblemente unas 3 o 4 viviendas completamente terminadas y al menos otras 2 que se encontraban en proceso de construcción.
El emplazamiento seguramente tenía una función de control y vigilancia del Valle de Valdivielso, dependiendo de un poder superior que podría ser el Castillo de Tedeja, o bien en Medina de Pomar o quizás un intento de la monarquía Astur-Leonesa de recuperar el Valle, aunque sin éxito.
Se trata de un proyecto inacabado y es posible que posteriormente fuese recuperado por los eremitas que ocuparon las construcciones que ya estaban hechas y las utilizaron como viviendas, una casa para cada eremita y que se juntasen solo para la oración. Los eremitas habrían estado allí hasta que fueron absorbidos por el Monasterio de san Pedro de Tejada, y el lugar quedaría como una zona secundaria para otro tipo de usos.
En el siglo XIV se construyó en el lugar una pequeña ermita usando toda la piedra que había en el yacimiento y por eso prácticamente ya no queda nada, la ermita tuvo las paredes encaladas y la cubierta con tejas. Se trataba de un pequeña construcción de aproximadamente 4 x 3 metros, el tamaño justo para que un eremita estuviera rezando y poco más, pero que cumplía su función que era ser un lugar de culto visible desde todo el Valle. Esta ermita habría estado en pié hasta principios del siglo XIX.
La excavación ha finalizado, pero si el Ayuntamiento lo cree oportuno aún se podría ampliar hacía el Este o tratar de excavar los accesos. Ahora se protegerá y se realizará un proyecto de consolidación, protegiendo el muro de contención y colocando elementos de seguridad para las visitas, además se quieren poner paneles con códigos QR para que los visitantes puedan obtener en su móvil la información sobre el yacimiento.