En un bello paraje junto al río Trueba, a la sombra del torreón medieval de los Velasco y a la entrada del Monumento Natural de Ojo Guareña, el Albergue Municipal de Peregrinos de Espinosa de los Monteros abre sus puertas para acoger a los que siguen la ruta jacobea por el Camino Olvidado a Santiago.
El peregrino entró en el lugar llamado Val de Espinosa envuelto en su capa de lana. Estaba empapado, pues durante muchas leguas, desde que dejó atrás el valle de Mena, una lluvia fina había acompañado su camino. Suspiró, porque por fin podría secar sus ropas y sus botas embarradas enfrente de la lumbre del cobijo que una buena familia de Berrueza ofrecía a los peregrinos como él, antes de que cayera la noche. Una noche, que en la Alta Edad Media era más larga, oscura y peligrosa.
El peregrino con el que comienza nuestra historia tal vez desembarcó en un puerto cercano a Bilbao y siguió el Camino Olvidado a Santiago, uno de las rutas jacobeas más antiguas de las que se tiene constancia. Hasta el siglo XII, las primeras peregrinaciones aprovecharon los viejos caminos romanos y eligieron rutas costeras y caminos del norte de Burgos, debido al escaso control que los reinos cristianos tenían del territorio frente al poderoso califato cordobés. Siguiendo el trazado de una vía romana que unía los puertos de Castro Urdiales y Bilbao, el camino iba por Valmaseda y el valle de Mena, pasando por Bercedo, Espinosa de los Monteros, para salir hacia Reinosa en dirección Villafranca del Bierzo.
Si ese peregrino medieval recorriera hoy el Camino Olvidado, reconocido como Camino Histórico a Santiago por la Junta de Castilla y León, encontraría una ruta perfectamente señalizada y con infraestructuras destinadas a ofrecer a los viajeros las mejores comodidades, como el albergue de peregrinos que estrena Espinosa de los Monteros. Todo ello sin renunciar, eso sí, a la sensación de maravilla y aventura que ofrece la ruta.
Un albergue accesible de 20 plazas.
Espinosa de los Monteros cuenta a partir de este mes con un nuevo albergue para los más de mil peregrinos que atraviesan la villa cada año en su camino a Compostela siguiendo el Camino Olvidado. Este nuevo alojamiento pone en valor un edificio histórico conocido como La Parada, dedicado antiguamente a la cría caballar de las fuerzas armadas y alojamiento de los militares que llegaban desde Santander con los sementales. Hoy, preservando la esencia del antiguo edificio, se ha reconvertido en un acogedor albergue con todos los servicios necesarios para el descanso de los peregrinos. El albergue cuenta con 20 plazas distribuidas en una gran sala común y en 2 habitaciones dobles, con taquillas y aseos con agua caliente. Está situado en una única planta baja accesible para todos los viajeros.
El albergue está ubicado a escasos metros del trazado del Camino Olvidado, a la entrada del Monumento Natural de Ojo Guareña, en un agradable entorno que conjuga la naturaleza del curso del río Trueba y el cercano mirador de La Herbosa, con la historia del torreón de los Velasco.
El Camino Olvidado en Espinosa de los Monteros.
Los peregrinos llegan a Espinosa de los Monteros, villa incluida en la Red de Pueblos Mágicos de España, después de tres etapas en las que han podido disfrutar de cascadas, frondosos bosques y el importante patrimonio histórico de Valmaseda y el románico del valle de Mena. Tras dejar atrás Loma de Montija, el camino se adentra en el bello robledal del Monte Edilla para, siguiendo el curso del río Trueba, entrar en Espinosa de los Monteros. Lo primero que llama la atención es contemplar un imponente casco histórico rodeado de la exuberante naturaleza de los valles pasiegos. La entrada en la villa se hace por el barrio de Berrueza, uno de los barrios históricos que conformaron la villa en la Edad Media. Aquí contemplaremos valiosos ejemplos de arquitectura popular, representada por la casa cántabra, además de numerosas casonas blasonadas. Siguiendo nuestro camino por este barrio, veremos bellas torres medievales, como la torre de Cantimplor, la torre de los Monteros o la torre de los Azulejos. El poder de las familias nobiliarias de la Baja Edad Media se manifiesta en numerosos ejemplos de palacios fortificados, como el renacentista palacio de los Fernández Villa y también la Casa de los Cubos. Podemos visitar también uno de los templos más antiguos de la villa, Santa María de Berrueza. Dejamos atrás este barrio para adentrarnos en el entorno de la plaza de Sancho García, auténtico centro neurálgico de la villa, en el que se encuentran la mayoría de establecimientos de restauración donde podremos degustar la rica gastronomía espinosiega y adquirir típicos productos como mantequilla, varios tipos de quesos, miel de brezo de las montañas pasiegas o dulces como sobaos, quesadas e italianas. Dos son los elementos característicos de esta bella plaza: los soportales y las galerías acristaladas. En ella se levantan edificios como la iglesia renacentista de Santa Cecilia y el palacio de los Marqueses de Chiloeches, con una espectacular fachada blasonada. Muy cerca, en las antiguas escuelas, podremos visitar el Museo de los Monteros del Rey, donde descubriremos la relación de la villa con la realeza y otros episodios históricos, como la Batalla de Espinosa. El camino jacobeo se prolonga hacia el barrio de Quintanilla, otro de los barrios históricos de Espinosa. Por él se esparcen diversas casonas de diferentes estilos y podremos ver la iglesia más antigua de la localidad, la de San Nicolás, con un magnífico retablo gótico, antes de llevarnos hacia la Torre de los Velasco, edificación defensiva del siglo XV que perteneció a esa poderosa familia tan importante para el reino de Castilla.
En este punto se ubica el Albergue de Peregrinos y es el punto perfecto para descansar para la siguiente etapa del camino. El Camino Olvidado sale de la villa de Espinosa de los Monteros para encarar las pedanías de Santa Olalla y Para, ya en el espacio del Monumento Natural de Ojo Guareña. En Santa Olalla podremos visitar una de las iglesias más antiguas de todas Las Merindades, con un posible origen prerrománico. Nos despedimos ya de Espinosa cuando la ruta jacobea se adentra definitivamente en la Merindad de Sotoscueva, acompañados por los paisajes kársticos de Ojo Guareña.