El pasado mes de julio el Papa Francisco anunció la canonización de Fray Manuel Ruiz, franciscano nacido en San Martín de las Ollas, en la Merindad de Valdeporres.

Manuel Ruiz nace en San Martín de las Ollas en 1904, ingresó en los franciscanos en 1825, concretamente en el Convento de San Miguel de las Victorias de Priego de Cuenca. Fue ordenado sacerdote en 1830 y destinado con otros diecinueve franciscanos a las misiones de Tierra Santa, llegando a Jaffa (Israel) el 3 de agosto de 1831 y trasladándose pronto a Damasco (Siria) para estudiar el árabe.

Allí, fue párroco de la iglesia de la Conversión de San Pablo. Poco después enfermó y fue enviado al Convento de Luca en Italia hasta que mejorase. Como no lo consiguió, regresó a España, primero a su pueblo natal, San Martín de las Ollas y luego a la ciudad de Burgos, donde en 1847 fue nombrado profesor de Hebreo y Griego en el Seminario Diocesano.

Sin embargo, el fraile deseaba volver a la actividad parroquial, por lo que fue nombrado párroco del pequeño pueblo de Para en Burgos, aunque estuvo muy poco tiempo allí. En 1856 volvía a Damasco y un año después, era nombrado superior de la comunidad franciscana de aquella ciudad.

La situación que encontró en Damasco era muy diferente a la que había dejado años atrás, los cristianos del Líbano y Siria eran objeto de persecución por parte de los drusos. En 1860 fueron destruidas muchas aldeas maronitas y asesinados sus habitantes. La violencia llegó también a Damasco, y el 9 de julio de ese año, el barrio cristiano, donde vivían unas treinta mil personas, fue asaltado y miles de cristianos degollados. Muchos cristianos corrieron a refugiarse en el convento franciscano, confiando en la solidez de sus muros. No queriendo dejarlos abandonados a su suerte, los franciscanos decidieron no aceptar la propuesta del gobernador turco de refugiarse en su residencia.

En aquel momento, junto a Manuel la comunidad estaba compuesta por siete religiosos, todos ellos españoles menos uno. Finalmente, los asaltantes lograron entrar en el convento. Fray Manuel Ruiz, que era el franciscano encargado de custodiar el templo, corrió a la iglesia y, «para evitar toda profanación», consumió «el Santísimo Sacramento que había de ser su Viático».

Al beato Manuel Ruiz sus captores quisieron obligarle a convertirse al Islam: «¡Hazte musulmán o mueres!», le espetó un soldado. «Él respondió con fortaleza: “Mil veces antes la muerte”. Colocó su cabeza sobre el altar y se consumó el sacrificio».
En la imagen una antigua litografía recoge el momento en que el beato Manuel Ruiz fue decapitado.