El Museo acompañado de un nutrido grupo de público plantó en el día de Año Nuevo, el castaño de indias nieto del que veía Ana Frank desde la ventana de su buhardilla en Amsterdan y que en su día les entregó Vladimir Rivero. Una bonita forma de empezar el Año Nuevo.
El castaño es descendiente del mismo que veía Ana Frank desde la ventana de su buhardilla de Amsterdam. Allí estaba refugiada con su familia para escapar de la persecución de los nazis durante la II Guerra Mundial. Este ejemplar de castaño fue donado al Museo por Vladimir Rivero que es paisajista profesional en Las Merindades.
El castaño de Ana Frank sobrevivió a la guerra y el Ayuntamiento de Amsterdam fue regalando plantones del árbol a diferentes ciudades, uno de ellos se lo entregó a Madrid y el Ayuntamiento lo plantó en el Parque Juan Carlos I en el año 2008.
Vladimir, conocedor de esta historia localizó el castaño y hace dos años recogió varias castañas que plantó, fructificaron y ahora ha regalado uno de esos plantones al Museo.
Gentes de todas las edades acudieron a esta interesante actividad, tras una explicación sobre la vida de Ana Frank y una amena charla sobre “El sexo de las plantas” se procedido a plantar este ejemplar de castaño que cuenta con 2 años de edad y un porte de 50 cm.
Este castaño de indias ha sido plantado en un lugar excepcional, una zona que está repleta de orquídeas que nacen de forma natural en la Senda Ecológica de Montejo de San Miguel, y que está incluida dentro del Parque Natural Montes Obarenes – San Zadornil.
La operación la realizaron los más pequeños del grupo que la llevaron a cabo implicándose activamente y de forma concienzuda. Se remató la operación descubriendo un monolito de granito grabado con el nombre de Ana Frank. Cuando florezcan las orquídeas que le rodean compondrán un espectáculo singular. No podría tener una mejor compañía.
También se ha enriquecido la Senda con la plantación de un olmo (Ulmus pumila) que es resistente a la “grafiosis” y dos moreras blancas (Morus alba).
Como colofón, los asistentes participaron en una “olimpiada de juegos de antes”: tuta, aro, tirabique, pincle y eslalon con carretetilla de madera, y se les ha entregado a cada uno un acebo del vivero del Museo.
En el Libro de Visitas del Museo nos han dejado mensajes muy gratificantes que nos animan a seguir en nuestra línea de transmisión de la cultura tradicional y la educación en valores.