Actos del 8m en Frías.

El pasado 8 de marzo, coincidiendo con el Día Internacional de la Mujer, las mujeres de Frías se congregaron en la Calle del Mercado para participar en una emotiva concentración.

Durante la concentración se leyó un manifiesto en defensa de los derechos de las mujeres. Tras la lectura, los actos se trasladaron al teleclub, donde se llevó a cabo un animado campeonato de Brisca seguido de una reconfortante merienda.
La agenda cultural continuó el día 9 de marzo con la entrega de los Premios del XXII Concurso de Poesía organizado por la Asociación de Mujeres Luna. En el jurado se encontraba Tomás Pérez, alcalde de la Ciudad de Frías o Silvia Quintana, concejala de cultura. También acompañó Amaya Montoya, de Radio Espinosa Merindades, Ana, ganadora del premio a la Mejor declamación de la edición pasada y Ángela, escritora y rapsoda.
En un ambiente cargado de emoción el jurado anunció los galardonados que fueron:

  1. José Antonio Lozano Rodríguez, de Alicante, con su obra “Una mujer sucede”.
  2. Aránzazu Prieto Jimeno, de Burgos con “El alma de mi corazón”.
  3. Yolanda López López, de A Coruña con “La mujer Quetzal”.
    En la categoría infantil, Vivian Agüero Rosado, joven madrileña de 16 años fue reconocida por su talento poético. Además, el premio a la mejor declamación fue otorgado a Daniela Ibáñez, del País Vasco, por su interpretación.
    Sin embargo, no todo transcurrió según lo planeado en la ciudad. Los días 9 y 10 de marzo, el I Trial tuvo que ser cancelado y pospuesto debido a condiciones climáticas desfavorables. Este evento deberá esperar una nueva oportunidad para cautivar a los entusiastas locales.
Ganadores y jurado del XXII Concurso de Poesís de Frías.

PRIMER PREMIO
JOSE ANTONIO LOZANO RODRIGUEZ
desde ALMORADÍ – ALICANTE

“UNA MUJER SUCEDE”

Una mujer no mece la tarde con sus manos,
aunque la luna esconda las nubes en las ramas
que olvidaron la lluvia; tan solo se desviste
frente al espejo mudo, cuajado de silencios,
y una leve tormenta asoma por sus labios
cuando observa sus pechos teñidos de nostalgia
añorando las marcas que urdieron otras bocas,
porque los besos duelen cuando el amor sucede.

Una mujer se enfrenta al mundo instante a instante,
no sabe que en el fondo la vida son ofrendas,
mientras los labios rezan las mismas letanías
y lentos autobuses arrastran la memoria;
a veces se incorpora repleta de latidos
al ritmo que planean sus párpados sin rímel
y descubre algún eco perdido en los rincones
que el corazón rescata desde cualquier esquina.

Una mujer sucede como sucede el viento
que abraza la arboleda; más tarde se decide
a ser algarabía y gime y se rebela
y resiste tal vez un naufragio de estrellas,
hasta que se sorprende venciendo a las almohadas
que enciende las caricias detrás de los desvanes
e ilumina con ellas un rastro de susurros
y se siente gozosa y de nuevo sucede.