El antiguo horno de leña, fabricado en los talleres de Juan Ferre Matheu en Barcelona, continúa horneando diariamente cientos de barras de pan como el que comían nuestros abuelos hace más de 80 años, pan artesano de horno de leña que desde Agüera de Montija se reparte por distintos lugares de Las Merindades.

La Panadería de Agüera ha estado durante varias generaciones en manos de la familia de su fundador, Desiderio Núñez. Décadas después, la nueva gerencia continúa con la tradición de hacer el auténtico pan artesano de leña como se hacía en la primera mitad del siglo pasado en las mismas instalaciones de Agüera de Montija, en el antiguo horno de leña que proporciona un color y un sabor único, resultando un pan artesano exquisito que nos recuerda a tiempos pasados.
A primera hora de la mañana ya podemos encontrar hasta 13 tipos de pan distintos, barras grandes y pequeñas, las hogazas de 2 tamaños y la barra de pueblo, también sus exquisitas especialidades como el pan integral, el de semillas, de pasas y nueces, de maíz, de aceite, de mantequilla o los tradicionales tortos de chorizo, todo cocido en cariño de antaño en mismo el horno de leña que lo hacía Desiderio Núñez hace unos 80 años y repartía su hijo “Sebi” por los pueblos de la zona.

Una panadería con historia
La panadería abrió sus puertashace aproximadamente 80 añosde la mano de Desiderio Núñez y su mujer Amalia Fernández. Hemos podido hablar con su hijo Eusebio Núñez, “Sebi” como le conocen en Agüera, que nació en el edificio de la panadería en el año 1943 y trabajó como panadero hasta los 16 años. Aún recuerda sus días de repartidor por los pueblos de la zona con un carro y un caballo, vendiendo el pan que en aquellas fechas llevaba la marca de “Panadería de Agüera de Desiderio Nuñéz”.
Sebi, repartía el pan al grito de “Panadero, Panadero” por las calles de Noceco, Bercedo, Villasante, e incluso de Irús, ofreciendo hogazas, barras y en ocasiones tortos de chorizo, recién hechos en el horno de leña de la antigua panadería de Agüera que aún hoy conserva su nombre.
Eusebio, dejó el duro trabajo de panadero y se fue a Madrid a trabajar de delineante, ahora pasa los veranos en Agüera y compra el pan en la panadería en la que trabajó hace unos 70 años.
Le preguntamos si ve alguna diferencia entre el pan de entonces con el pan que hacen ahora, y la respuesta no puede ser más categórica, “es prácticamente igual”, lo importante es el horno que al ser de leña no tiene comparación con los de otro tipo, y el pan es prácticamente el mismo que podíamos comer hace casi un siglo, que como comprobamos tiene un aspecto único con un olor y sabor inconfundibles y además dura varios días en perfecto estado.