Tras la desestimación por motivos ambientales de las centrales eólicas Virtus I y II, en abril de este año, a mediados de junio hemos recibido una nueva noticia de desestimación por motivos ambientales de dos nuevas centrales eólicas solicitadas.

Estos dos parques eólicos responden a los nombres de “Merindades” y “Estacas de Trueba” , aunque se ubicaban, una, en el cerro de La Maza (nombrada Estacas de Trueba), bastante conocido por ser un resalte montañoso muy visible encima de San Martín de la Ollas, Ahedo y Robredo de Las Pueblas, Soncillo, Castrillo de Bezana, Riaño etc. y que ya tenía una historia. En junio de 2006 ya había sido desestimada una instalación en esas mismas ubicaciones llamada La Maza. La otra, denominada Merindades, pretendía ubicarse en los paisajes de Hoz de Arreba, Pradilla, Cubillos del Rojo etc.
Los motivos de la desestimación, bien argumentados en las alegaciones de 34 páginas que presentó la Mesa Eólica Merindades son de muy variada naturaleza. Se trataba de 18 aerogeneradores de grandes proporciones a lo que hay que añadir una línea de evacuación (torres de alta tensión) de 13 kms.
Las afecciones a importantes y espectaculares complejos kársticos (cuevas, simas etc.) como lo es la espectacular cavidad de Covanegra, en las que además se asientan importantes colonias de varias especies protegidas de murciélagos, las grandes cuencas visuales, ya que la altura de los aerogeneradores les hace visibles a más de 30 kms. Pero también la estrecha cercanía al espacio natural de las Hoces del alto Ebro y Rudrón, con importantes especies de aves afectadas, y la afección al yacimiento arqueológico en La Maza, trincheras de Riaño, etc. han sido motivos más que suficientes para su desestimación.
Si a ello añadimos una clara y rotunda oposición vecinal por parte de los Ayuntamientos afectados de la Merindad de Valdeporres y Valdebezana, la respuesta era clara.
Y estos ayuntamientos ya son claramente conocedores de que esas instalaciones no generan asentamiento de población ni empleo de consideración, suponiendo eso sí, la pérdida del recurso turístico que es por lo que está apostando la comarca y se convierte en una fuente, humilde quizás, pero de empleo y fijación de población de una forma más estable y sostenible.