Recorrer amplios valles de un verde intenso, ver nacer y seguir el curso de alguno de los Cuatro Ríos Pasiegos, subir a algunos de los montes más altos de Las Merindades, asomarse a puertos de montaña con vistas al Cantábrico o descubrir tradición y arte en un espectacular paisaje cultural. Hoy mismo nos ponemos las botas de montaña para recorrer la Red de Senderos de Espinosa de los Monteros.
El término municipal de Espinosa de los Monteros se encuentra en el extremo más noroccidental de la provincia de Burgos, en el mismo límite con Cantabria. Encrucijada entre la Meseta y la Cordillera Cantábrica, así como entre el Macizo Asturiano y los Pirineos, posee un marcado carácter montañés. Es esta posición biogeográfica entre la España atlántica y la España mediterránea la que determina un espacio natural con una impresionante riqueza y variedad vegetal y animal, y también un paisaje humano marcado por la cultura pasiega.
¿Qué significa todo esto para los senderistas? Pues que un espacio relativamente reducido podemos andar desde sendas de montaña excavadas por antiguos glaciares, hasta praderíos en el fondo de los valles, pasando por bosques de ribera, hayedos, robledales y encinares. La presencia de ecosistemas atlánticos y mediterráneos permitirá observar una rica y variada fauna. Que los más pajareros preparen los prismáticos, porque en nuestros paseos vamos a poder observar aves como ruiseñores, papamoscas, carboneros y herrerillos, además de rapaces como cernícalos, azores, gavilanes y la presencia constante de buitres que anidan en los altos cantiles. Las veinte rutas de la Red de Senderos de Espinosa de los Monteros son una propuesta variada, dirigida, tanto a paseos en familia, como a los más avezados montañeros.
Tres son los lugares que servirán de “campo base” desde los que acceder a la mayoría de las rutas: Espinosa de los Monteros, Las Machorras y el área recreativa de Salcedillo. Desde el propio centro de Espinosa de los Monteros, parten algunas de las rutas más asequibles y disfrutables si vamos con niños, como la senda del Monte Edilla (9 kms., 2 horas y media), un paseo que nos permitirá disfrutar de un magnífico robledal. Si queremos acortarla, podemos llegar en coche hasta las piscinas municipales y realizar la ruta de El robledal de Espinosa (4,3 kms., 1 hora), un recorrido circular muy similar al anterior en la zona del Monte Edilla.
También es muy sencilla y disfrutable la ruta Senda Entre prados (4,5 kms., 1 hora), una ruta lineal que nos llevará a la localidad de Quintana de los Prados y que alterna en su recorrido verdes prados con un frondoso robledal.
Desde la torre de los Velasco en Espinosa de los Monteros parten dos rutas circulares algo más largas, pero que nos permitirán acercarnos a los paisajes kársticos del Monumento Natural de Ojo Guareña. Una es la ruta del Camino de Noceda (11,8 Kms., 2 horas y media) y la otra la de los Caminos de Sonsierra (16,5 kms., 3 horas y media), que nos acercará a la Casa del Parque del Monumento Natural de Ojo Guareña, en Quintanilla del Rebollar. También desde el núcleo urbano de Espinosa de los Monteros parten algunas rutas más exigentes. Hacia la zona del Picón Blanco podemos tomar la Senda de la Lobera y Castromorca. Para realizarla existen dos opciones: comenzarla desde el centro de Espinosa (17,5 Kms., 4 horas y media) o acortarla, acercándonos en coche hasta el aparcamiento de la lobera (6,5 kms. 1 hora y 45 minutos). Esta ruta nos permitirá conocer las formas de vida de los pasiegos, visitando la lobera del Alto del Caballo y el antiguo poblado de Castromorca.
Otra ruta circular que parte desde el centro urbano hacia la zona de Las Machorras es la Senda del Estraperlo y Domingo Pájaro (16 kms., 5 horas) Se trata de una ruta que recorre los caminos utilizados en la posguerra para traer el trigo de estraperlo desde la Meseta castellana hasta la montaña pasiega.
Desde la pedanía de Las Machorras, verdadera puerta de acceso a los valles pasiegos, parten varias rutas que nos permitirán llegar a dos de ellos: La Sía y Río Seco. Por el valle de La Sía discurre la Senda Barrios de La Sía (9 kms., 3 horas) con la que disfrutaremos de la arquitectura tradicional pasiega. Hacia el valle de Río Seco parten las rutas de Senda Valle de Río Seco (9 kms., 3 horas) y la Senda Monte La Frente (8,5 kms., 2 horas y 45 minutos), que recorrerán este escondido valle entre frondosos hayedos. Desde Las Machorras, la Senda de Valdescaño (3 kms., 1 hora) discurre paralela al río Trueba y conecta con el área recreativa de Salcedillo en un recorrido en el que se podrá disfrutar de vegetación de ribera y mediterránea en forma de encinares.
Desde ésta área recreativa de Salcedillo parten multitud de rutas que conectan diferentes valles. Con la Senda Barrio de Salcedillo (2,3 Kms., 45 minutos) podremos ver las cabañas pasiegas entre los ríos Lunada y Trueba, y la ascensión a la Senda Valle del Curro (8 kms., 2 horas y media) nos proporcionará una grandiosa panorámica de la montaña pasiega. La Senda Cascada Guarguero (6,5 kms., 2 horas) nos llevará, siguiendo el curso del río Trueba, hasta este espectacular salto de agua. Desde aquí parte la ruta Senda Collado del Castro Valnera (7 Kms., 2 horas) con la que podemos acceder a los collados de la mayor altura de Las Merindades, el pico Castro Valnera. A las faldas del Castro Valnera se puede acceder también desde el área recreativa del Bernacho, a la que podemos llegar desde Salcedillo con la Senda Cabañas del Bernacho (6,3 kms., 1 hora y media), a través del valle glacial de Lunada. Una vez allí, se puede acceder a los collados del Castro Valnera por la Senda La canal de Castro Valnera (5,2 kms., 2 horas) Esta ruta tiene un desvío, la Senda El Resquebrajo (5 kms., 1 hora y media) que nos dará unas vistas imperdibles del Castro Valnera. Desde el Bernacho se puede tomar la Senda Valle de Lunada (11 kms., 3 horas y media), por la cuenca del río Lunada, hasta muy cerca de la estación de esquí.
En definitiva, Espinosa de los Monteros ofrece una Red de Senderos con una enorme diversidad natural y pensada para todos los públicos, desde los que quieren dar un agradable paseo, hasta los que se quieren exigir en sendas de alta montaña.