Del 3 al 6 de agosto regresa el festival con expectación y energías renovadas.

Desde que inició su andadura en el año 1999, el Festival ha ido marcando el calendario de la programación municipal y la participación ciudadana con una cita anual hasta 2012 y cada dos años desde entonces. En 2020 hubo de ser suspendido, como la práctica totalidad de los eventos culturales, y lo mismo ocurrió en 2021, a pesar del intento de retomarlo, frustrado finalmente por la imposibilidad de traer grupos internacionales. Pero este año, por fin, sí se va a poder llevar a cabo la XVII edición.
La Comisión Artística está ya trabajando en la organización de la misma, cerrando un programa de actuaciones y actividades con la ilusión de poder ofrecer un evento que reavive esa larga trayectoria. Le ayudará en esta tarea el hecho de que el FIF sea esperado por un público fiel y sobre todo por el cerca de centenar de voluntarios que participan en la preparación y desarrollo del mismo.
Esta buena acogida se debe fundamentalmente a que, desde sus comienzos, el Festival siempre ha sido capaz de traspasar las fronteras de lo meramente artístico para convertirse en un acontecimiento social y cultural, en su concepto más amplio, que enriquece la vida del valle con el valor de la interculturalidad. Así, música y danza de alta calidad, diversidad en muchos matices, puntos en común en otros tantos, relaciones que desembocan en amistad, trabajo en equipo, colaboración altruista, muchas horas de actividad y muy pocas de descanso, se convierten en aspectos destacados de un festival que hacen que el arte escénico, sin dejar de alcanzar altas cotas, no sea el único protagonista.
Solo queda dar conocer el programa definitivo, en el que participarán tres grupos internacionales, uno nacional y el grupo local Ecos del Valle. Entre tanto, podemos afirmar que el Festival, con energía e ilusión renovadas, está de nuevo en marcha.