Esta tecnología permitirá viajar en el tiempo para ver cómo era la iglesia en los siglos XIV y XVIII y el claustro en el XVII, gracias a la utilización de unas gafas de realidad virtual. El pasado 30 de abril, el presidente de la asociación cultural Salvemos Rioseco, Juan Miguel Guiérrez, fue el encargado de presentar esta nueva tecnología para las visitas en el Monasterio.
La relación con la cultura y el Patrimonio cultural ha cambiado de forma notoria las propuestas culturales en el mundo en el que vivimos, hoy es habitual encontrar en los museos, o en los monumentos históricos, recreaciones virtuales que plantean una nueva forma de mirar. Es importante que este diferente modo de ver los monumentos llegue también al mundo rural.
Este interesante trabajo ha sido patrocinado por la Dirección General de Patrimonio Cultural de la Consejería de Cultura y Turismo de la Junta de Castilla y León, financiado por la Junta de Castilla y León y el Programa Operativo FEDER 2014-2020. La producción ha corrido a cargo de la empresa Xperiencia Virtual, las recreaciones en 3D han sido realizadas por David Sastre, gracias al asesoramiento histórico artístico de Esther López Sobrado, vicepresidenta de la Fundación monasterio Santa María de Rioseco, autora también del guion del vídeo en el que se insertan estas recreaciones.
La Realidad virtual en el Monasterio de Rioseco
La realidad virtual es un conjunto de técnicas informáticas que permiten crear imágenes y espacios simulados en los que gracias a un dispositivo visual tenemos la sensación de estar y poder movernos dentro de esos espacios simulados.
Gracias a la realidad virtual podremos viajar en el tiempo y situarnos dentro de la iglesia del monasterio y ver la simplicidad que presentaba en el siglo XIV, que contrasta con el profundo barroquismo que caracteriza a la iglesia en el siglo XVIII, descubriremos sus retablos, el órgano y el coro de los monjes que en esos momentos se situaba a los pies de la iglesia. Podremos también pasear por el claustro, imaginando su fuente central, la vegetación o las campanas de la espadaña.
En el siglo XIV la iglesia conservaba el primitivo plan Bernardino, con la cabecera recta, en cuyo centro se abrían ventanas ojivales. La luz tamizada por la geometría de las vidrieras se recreaba en los falsos sillares en rojo pintados sobre el blanco de las paredes, que colonizaban también las bóvedas, cuyos nervios se decoraban junto a las claves con dragones de fauces abiertas.
Con su entrada en la Congregación de Castilla en 1546, el monasterio experimenta una época de esplendor y recuperación económica, como reflejan las numerosas obras emprendidas en el interior de la vieja iglesia. En época barroca se abren unos hermosos arcos en esviaje que comunican las capillas. Llaman la atención los numerosos retablos policromados, órgano y púlpito, que enmascaraban la original desnudez de las paredes. Las primitivas claves de piedra de las bóvedas quedan ocultas bajo otras más grandes en madera policromada. Se han eliminado también los fustes de las columnas, y los capiteles quedan ocultos bajo una cornisa clasicista que recorre toda la iglesia. A los pies se dispone el coro de los monjes, ocupando el espacio que en el siglo XIV estaba reservado a los conversos o legos.
En 1595 se contrata con Juan de Naveda, maestro de procedencia cántabra, la construcción del nuevo claustro procesional, sobre el solar del medieval. En el centro, como es habitual, se situaba la fuente monástica, pudiéndonos imaginar el murmullo del agua en este espacio de paseo y recogimiento. El geométrico diseño del jardín -hortus conclusus- se completaba con manzanos de copa redondeada en sus cuatro ángulos como recuerdo del Jardín del Paraíso al que trata de emular. En su proyecto, Naveda apostó por un claustro de radical clasicismo, conforme al gusto de la época.
El precio de poder ver Rioseco con estas gafas de realidad virtual será de 2€ por persona y ese dinero se destinará íntegramente a la recuperación del monasterio.