El autor medinés, publica un libro con 90 relatos sobre el fútbol que ha escrito junto a David García Cames y Marcel Beltran, con prólogo del periodista deportivo Juan Tallón.

Para el autor, su nuevo libro viene a ser como el hermano del anterior, “Poesía y patadas”, ya que ambos tratan sobre fútbol y literatura; pero el primero de una manera más ensayística, centrándose en los libros que recopiló para hacer el recorrido de un siglo de relación entre fútbol y literatura, sin embargo en su nueva obra, “Kafka en Maracaná”, ha podido abordar el mismo tema desde un prisma más literario, lo que le ha dado mucha más libertad a la hora de contar las historias y se he divertido más.
El libro nació justo antes de la cuarentena, y gracias a todo el tiempo que tuvo hasta que su reincorporación en julio a la librería donde trabaja, pudo terminar su parte del libro con calma, algo difícil a causa de sus horarios. Los autores presentaban un cuento cada semana y se veían por Skype para comentarlos y proponernos mejoras.
Con el paso de las semanas, el libro fue tomando forma, y hasta vida propia, y fue llevando a los autores por nuevos caminos hasta desembocar en su forma actual: 90 relatos de 90 partidos sobre 90 escritores, uno por cada minuto de partido, divididos en 11 bloques que simbolizan los jugadores de un equipo. Como anécdota, el libro arranca con una cita del recién fallecido Diego Armando Maradona (dirigida a Redondo): “Mira, para mí, los que se meten los libros abajo del brazo y me hacen quedar como un ignorante, son unos hijos de puta, ¿entendés?”. “Una cita con la que nos reíamos de nosotros mismos, pero con la que, dadas las circunstancias, esperamos que el Diego nos dé su bendición desde allá donde esté”.

Un enamorado de Medina de Pomar
Miguel Angel nació en Sudáfrica, pero su infancia la pasó en Medina de Pomar, ciudad natal de su padre, estudió filología inglesa y al terminar sus estudios se muda a Barcelona a trabajar. Después de varias ocupaciones, ahora trabaja en la librería La Gralla de Granollers.
Miguel Angel regresa cuando puede a su pueblo, Medina de Pomar, pasó una semana en octubre, justo antes de que impusieran las nuevas restricciones. No había podido ir a casa de sus padres desde febrero y su intención era pasar dos semanas de vacaciones en noviembre, pero al final no ha sido posible.
Siempre que puede regresa a pasar unos días, ver a su familia y amigos. El año pasado se apuntó a la Unión Cicloturista Medinesa, y en su estantería de libros tiene colgada la bufanda del Alcázar y una maqueta de las Torres que le hizo su padre. Y es que aunque esté lejos lleva siempre Medina en su corazón.