La petición lanzada por Lydia Sainz-Maza en la plataforma Change.org el pasado 18 de octubre, hace un mes, ha recibido un apoyo masivo sumando hasta el día de hoy más de 141.000 firmas que entregó el 19 de noviembre tanto en la Delegación de la Junta de Castilla y León en Burgos, dirigidas al presidente, Alfonso Fernández Mañueco, y a la consejera de Sanidad, Verónica Casado como en la Subdelegación del Gobierno, ya que su con petición quiere llegar al resto de comunidades autónomas por ser las competentes en la materia, así como al presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, y al ministro de Sanidad, Salvador Illa.

Lydia Sainz-Maza hizo entrega el 19 de noviembre de las más de 140.000 firmas que ha recogido online, a través de la plataforma Change.org, para pedir la reanudación urgente de las consultas presenciales. “No espero que estas firmas hagan reflexionar a los políticos. La reflexión han tenido que hacerla ya, al conocer casos tan lamentables como el de mi hermana Sonia. Espero que las firmas sirvan para que de una vez se recuperen las consultas presenciales y la atención telefónica vuelva a ser residual, como lo era antes de la pandemia, limitándose a casos muy concretos y perfectamente tasados por la administración, para que no se produzcan errores ni abusos”, dijo Lydia ante los medios de comunicación.

Lydia perdió a su hermana el pasado 13 de agosto, después de que Sonia sufriera tres meses de consultas telefónicas en Atención Primaria. Sin explorarla ni atenderla de forma presencial en ningún momento, le diagnosticaron una “lumbociatalgia”, cuando en realidad padecía un cáncer de colon con metástasis. Acudió a dos urgencias hospitalarias, en el HUBU y el Hospital de Cruces, donde le llegaron a recriminar que fuera allí en mitad de la pandemia. Sonia supo de su enfermedad una vez ingresó en el Hospital de Cruces y falleció cuatro semanas después.

Lydia Sainz-Maza ha defendido que con su hermana “han fallado los médicos, con nombres y apellidos, y también el sistema público de salud, cuyo protocolo Covid ha sumido a mi hermana en el abandono”. Sainz-Maza ha añadido que “la diferencia entre recibir o no una atención sanitaria de calidad, que pasa necesariamente por las consultas presenciales, es la diferencia entre poder vivir o poder morir, y mi hermana ha fallecido con 48 años. Si solo tenemos ojos y manos para el Covid no podremos ver ni diagnosticar otras enfermedades graves como el cáncer.

La hermana de Sonia, que era vecina de Espinosa de los Monteros, sostiene que “si las aulas de colegios, institutos y universidades están llenas de alumnos, en las salas de espera también puede haber pacientes. Si los autobuses urbanos pueden llevar viajeros y los supermercados estar llenos de gente, los pacientes deben poder acudir a los centros de salud y hospitales”. Con medidas de seguridad y los protocolos necesarios es posible. “Si se quiere, se puede. Basta de excusas”, ha añadido.