Alicia González Martínez
Psicóloga, Psicoterapeuta y Counsellor
Clínica Vitali – Medina de Pomar


El presente marca el momento que estamos viviendo. Cuando elegimos vivirle, ponemos consciencia en el aquí y el ahora para poder estar, disfrutar y construir desde éste momento, el cual en-caminará nuestro futuro. Tendemos a vivir en automático, en ocasiones nos machacamos con el pasado y otras proyectamos y nos perdemos en el futuro, sin poder sentirnos libres, dando la espalda al único momento real que merece la pena ser vivido, el presente. Trata de céntrate en lo real, en lo que depende de ti y acógelo.

Cuando nos perdemos los segundos del presente no valoramos quiénes somos, dónde estamos, qué hacemos, para qué lo hacemos o cómo nos sentimos al hacerlo. Debemos aprender a apreciar lo que tenemos en cada momento, no para conformarnos, sino para poder mejora y construir siendo conscientes de nuestras necesidades reales.

¿Te has preguntado, alguna vez, cuánto tiempo dedicas a pensar lo afortunado/a que eres por lo que tienes en este momento? En el día a día, tendemos a gastar mucha energía en desear aquello que no tenemos y muy  poca en valorar lo que sí poseemos. Casi con toda probabilidad, en este momento tengas todo o mucho de lo que necesitas, y eso te hace afortunado/a. Evidentemente, si tuvieras más, quizás, estarías mejor; pero es igual de cierto que to-do lo que necesitas aquí y ahora lo tienes. Tu mochila está llena, aunque a veces la veas medio va-cía.

Es curioso: en muchas ocasiones conversamos con alguien que no se siente feliz con lo que tiene, y nosotros no dudaríamos un solo instante en cambiarnos por esa persona.

Querer lo que no tenemos puede conducir a la infelicidad. Algo que, en mayor o en menor medida, todos hemos experimentado en algún momento de nuestras vidas.

El ser humano, en muchas ocasiones, tiende a la insatisfacción. Y muchas veces es positivo porque despierta la motivación al cambio, a lograr nuevas metas que generen un mayor bienestar. Pero hemos de tener cuidado: no se debe convertir en una limitación. Es decir, poseer cierta inquietud que nos anime a avanzar con equilibrio es sano, pero no debe convertirse en el único objetivo de nuestra vida.

Cuando nos fijamos una meta y nos dirigimos a alcanzarla es pro-bable que nos demos cuenta que, muchas veces, el proceso de con-seguirla es más enriquecedor que el propio hecho de alcanzarla. La meta no debe ser el fin, la enseñanza está en el camino, en cada paso que damos adelante. Por eso es importante que, al plantear los objetivos, disfrutamos de todo el proceso. Y, por supuesto, también de la meta cuando la alcancemos. Siempre integrando el camino en nuestra vida para así poder disfrutar de lo que tenemos hasta ese momento.

¿Quiero o necesito?

Para sentirnos satisfechos con nuestra vida, por tanto, debemos diferenciar claramente lo que necesitamos de lo que queremos. Las necesidades que solemos tener son: respeto, amor, reconocimiento, valoración o satisfacción. Lo que queremos suele ser, en realidad, cosas que nos gustaría tener, pero que sin ellas también podemos alcanzar bienestar y felicidad.  Si aceptamos lo que ahora tenemos, aumentaremos nuestro bienestar.

Reflexiona:

¿Qué es lo que a día de hoy hace que tus días cuenten? ¿Qué hace que tu vida sea especial y única? La actitud que muestres ante ella será lo que marque la diferencia. Le encontramos un sentido cuan-do disfrutamos y valoramos lo que poseemos.

Para que tus días sean más felices comienza por sentirte afortuna-do/a. Valora aquello que tienes. Goza de lo que posees y no has disfrutado aún. No malgastes tu energía pensando en lo que te falta y quizás nunca tengas. Trata de vivir con total presencia cada momento de tú vida, pasan-do este valioso tiempo contigo, ya que tu presencia consciente es vital. Observa y date cuenta de cuáles son tus prioridades y qué es lo realmente importante para ti en éste momento de tú vida. Cree en ti y valora este instante presente.