Alicia González Martínez
Psicóloga, Psicoterapeuta y Counsellor
Clínica Vitali – Medina de Pomar


Viktor E. Frankl,  nos decía,  “Si no está en tus manos cambiar una situación, que te produce dolor, siempre podrás escoger la actitud con la que afrontes ese sufrimiento”.

En diferentes momentos de nuestra existencia, la vida nos pone a prueba, planteándonos situaciones (pandemias, enfermedades, muertes, cambios, problemas vitales, relacionales, económicos, etc.), que en varias ocasiones sentimos que superan nuestras capacidades. Una vez que estamos en ésta situación tenemos que  elegir entre dejarnos arrastrar y vencer por el peso de la misma o el seguir hacia delante, sobreponiéndonos del mejor modo que podemos y sabemos. Una vez que decidimos salir hacia delante, ya hemos comenzamos el camino de la Resiliencia.

¿Qué es la Resiliencia?

La RAE, define la resiliencia, como la capacidad de adaptación de un ser vivo frente a un agente perturbador o un estado o situación adversa.

En psicología, entendemos que la resiliencia, es la capacidad, que nos ayuda a salir fortalecidos de las dificultades que nos presenta la vida. Es el proceso de adaptarnos ante la adversidad, las amenazas o situaciones de riesgo que vivimos. Siendo resilientes no evitamos el sentir dolor, sino que “crecemos en la situación aun sintiendo ese dolor”. Y ésta es la clave, el seguir hacia delante  permitiéndonos ser y sentir en cada momento.

La resiliencia nos aporta y ayuda a crear más recursos a la hora de enfrentarnos a diferentes situaciones;  fomenta nuestra visión optimista, nos ayuda a realizar críticas más constructivas, valorar y mejorar nuestra autoimagen.

Personas resilientes

Las personas resilientes, son aquellas que disponen y generan  una mejor gestión y  estabilidad emocional frente a situaciones de crisis o cambio, lo que las permite una mayor posibilidad de alcanzar el objetivo de reconstrucción y bienestar, aun sintiendo en muchas ocasiones: dolor, inseguridad y miedo.

De entre las características que define a la persona resiliente, destaca: La autoestima, autoconocimiento e introspección.  Habilidades de afrontamiento, pensamiento crítico y tolerancia a la frustración.  Asertividad, empatía, perseverancia y  capacidad de superación.

Son personas  autónomas e independientes, que se hacen conscientes de que no pueden controlar todo lo que ocurre y aprenden a vivir con la incertidumbre. Se distinguen por ser optimistas, con ganas de vivir y superarse, disponiendo de una visión positiva del futuro. Entienden las dificultades y las crisis como una oportunidad de aprender y crecer, haciéndose conscientes de que su futuro dependerá de su actitud y de cómo reaccionen ante tales situaciones.

¿Cómo aumentar la resiliencia?

La resiliencia, conlleva un compromiso emocional, corporal, cognitivo y conductual que cualquier persona puede aprender y desarrollar a lo largo de su vida. Es decir, requiere el actualizar nuestros recursos en función de las circunstancias y las necesidades que tenemos en nuestro presente. Hay diferentes casos en los que muchas personas son resilientes,  desde el modelo de aprendizaje que han obtenido de  sus padres o de otras figuras de referencia en su vida, mientras que otras, encuentran el camino a la resiliencia por ellas mismas. Por lo tanto todos podemos desarrollar y fomentar la resiliencia en nosotros mismos y para ello puede que necesitemos trasformar o actualizar ciertos hábitos y creencias.

Lo primero que hemos de aceptar, es que el cambio forma parte de la vida, que nada perdura y que hay muchos aspectos de  nuestra vida que no podemos controlar. Aceptarlo nos ayudará a tomar decisiones basadas en lo que si depende de nosotros, cambiando nuestro modo de interpretar en muchas ocasiones la realidad presente y el cómo reaccionamos ante ella.

Hemos de cuidarnos y cultivar una adecuada visión de nosotros mismos, fomentando la confianza en nuestros recursos y capacidades para resolver conflictos. Dándonos cuenta de cuáles son nuestras necesidades corporales y emocionales. La creación de metas realistas, que según las circunstancias pueden ir actualizándose y ajustándose. Junto a una rutina diaria que nos proporcione seguridad y estructura en el día a día.

Cultiva la visión positiva, que te predispone a que lo positivo fluya. Intenta pensar en lo que quieres que suceda en el futuro y dirige tu energía y pensamientos a ello, en vez de  engancharte emocionalmente al miedo y a todo lo malo que te puede ocurrir, atrayendo la energía negativa a tu vida.

Comienza a afrontar tus dificultades y los problemas que se van presentado en tú vida. La importancia de tener relaciones sociales sanas y asertivas, desde el respeto, la confianza, la empatía, el ayudar y el dejarse ayudar por los demás.  De ésta manera, fomentar la resiliencia nos ayudará a afrontar lo inesperado.

Reflexión

En nuestro día a día, nos irán pasando diferentes circunstancias, y el cómo las integremos en nuestro interior dependerá del filtro interno por el que las hagamos pasar, es decir, la Actitud que pongamos al vivirlas y al sentirlas.

Todos poseemos una gran fuerza interna, permítete conocerla,  pon consciencia en cuidarte emocionalmente e ir creciendo día a día. Las situaciones límite te darán la oportunidad de crecer ante la adversidad.