Alicia González Martínez
Psicóloga, Psicoterapeuta y Counsellor
Clínica Vitali – Medina de Pomar


Al escribir estas palabras, nos encontramos en una situación extraordinaria, de la que ya comenzamos a dar los primeros pasos hacía la posible desescalada.
Los menores son la población más vulnerable, debido a la situación de desarrollo evolutivo en la que se encuentran. Han comenzado a salir a la calle, mostrando: alegría, ilusión, inseguridad y también conductas de no querer salir; viviendo sensaciones nuevas, diferentes y algunas extrañas según han expresado, al ver las calles prácticamente desiertas, comercios cerrados, personas con mascarillas, niños y niñas jugando solos y con los parques cerrados. Ha sido una sensación rara para ellos y ellas, a la cual van adaptándose y acostumbrándose de la mejor manera que saben y pueden.
A continuación expongo diferentes pautas que pueden ser favorables para los menores y las familias en la situación actual; partiendo de la importancia de la presencia y la gestión emocional del adulto, la cual condicionara la del menor.

  1. Hemos de ser consciencias que en mayor o menor medida ésta situación está afectándonos a nivel mental y físico tanto a adultos como a menores. Muchas de las conductas que están mostrando los menores son normales, tras llevar tantos días sin apenas haber salido de casa, habiendo cambiado sus rutinas en gran medida y con la situación que hay en el hogar.
    Pueden aparecer miedos, irritabilidad, cansancio, menos paciencia, pereza, aburrimiento, llamadas de atención, conflictos entre hermanos o hermanas o incluso pueden llegar a mostrar conductas que ya tenían superadas, como hacerse pipí en la cama. Nuestros hijos necesitan paciencia, comprensión y que seamos empáticos con ellos; mostrándoles cariño, seguridad y ayudándoles a entender lo que pasa y lo que les está pasando a ellos. Es importante que les ayudemos a que se den cuenta de cómo se sienten y qué necesitan para que así puedan ir gestionándose.
  2. Es relevante la importancia de tener una estructura con horarios, rutinas coherentes y límites, que nos proporcionan orden, seguridad y fomenten la autonomía. Debemos procurar no ser muy rígidos y adaptarnos a las necesidades que tenemos, favoreciendo la pertenencia, haciendo que se sientan partícipes en las tareas del hogar y sus responsabilidades del día a día, ya que muchos lo quieren y lo necesitan.
  3. Diferenciar los días del diario del fin de semana y en el transcurso de la jornada evitar estar en pijama. Fomentar la sana alimentación y el descanso, ya que muchos menores muestran dificultades a la hora de dormir.
  4. Hacer un uso adecuado y responsable de las pantallas, siendo los adultos referencia para los menores. Un exceso, puede generar irritabilidad, insomnio, dependencia, etc. Pacta el tiempo de uso para ayudarles a gestionarlo.
  5. Los conflictos son normales y si le añadimos la situación de confinamiento, es muy probable que aumenten, ya que estamos más sensibles y las emociones pueden ser más intensas.
  6. Si es necesario disminuye las expectativas y la exigencia de modo realista, para no añadir más tensión a la situación y mantén la estructura y lo que ya teníais en el sistema familiar que funcionaba.
  7. Organiza el tiempo siempre que sea posible para tener momentos de calidad en familia, de pareja, con cada uno de tus hijos, entre hermanos o hermanas e individual. Fomenta estos momentos especiales en familia y os hará sentir bien, favoreciendo la convivencia desde la presencia y atención consciente.
  8. Deja espacio para hablar de las emociones, sus miedos, inseguridades, alegrías e ilusiones. Los menores perciben muchas más de las que pensamos, por lo que es importante llevar a cabo un acompañamiento desde la reflexión y transmitiéndoles seguridad.
  9. Es importante el poder mantener el contacto desde el confinamiento con familiares y amistades, evitando el aislamiento. Sin forzarnos ni forzar a los menores a hablar con otras personas, respetando su ritmo.
  10. Fomenta la motivación y empodérale recordándole con lo que disfruta, lo que hace bien, lo que te gusta de él, etc.
  11. Cuidar el cuerpo y el movimiento, ya que necesitan seguir desarrollándose a nivel físico, lo cual favorece el bienestar emocional. Practicar ejercicios de estiramientos, baile, juegos, etc.
  12. Salidas al exterior: recuérdale las normas de higiene y contacto, motivando a hacerlo bien. Prepárale emocionalmente para cuando estáis en la calle, explícale la hora y duración de la salida para evitar posibles rabietas y frustraciones, llevar a cabo un recorrido evitando zonas o lugares conflictivos, como parques a los que no pueden entrar. Al llegar a casa, valora su actitud y comportamiento y reflexionar sobre cómo ha ido y cómo se ha sentido.
    Reflexión
    En este confinamiento nos damos cuenta de la importancia de la inteligencia emocional, dejarnos sentir y comprender lo que nos ocurre, para poder gestionarlo, del mejor modo que podamos en este momento presente.
    Lo que aprendemos cada momento marca nuestro presente y futuro, por ello os animo a tratar de llenar los días de optimismo, aún sabiendo y dejando lugar al dolor, tristeza, enfado y frustración que estamos viviendo; esto no quiere decir que no podamos sentirnos mal, sino que trates de que la emoción predominante sea la positiva, hazlo por ti y por tus hijos e hijas ya que tu actitud y tu gestión emocional es clave para su desarrollo.
    Trata de vivir el presente y de disfrutar de tu familia, creando un aprendizaje de esta experiencia que nos pone la vida.
    “Cuídate, madre, padre o tutor para poder cuidarles”.