A unos 40 metros de la entrada de la Cueva III, un sorprendente muro de piedra sella completamente el paso a la cueva.

La prospección arqueológica ha sido llevada a cabo por el arqueólogo Antonio León Castelao, director de la investigación, junto con la arqueóloga Alba Ruiz Cabanzón, especialista en Antropología Física y ha contado con la colaboración del técnico en escalada Guillermo Picazo Bustos y el asesor científico y también arqueólogo, Manuel Crespo Díez.

Las cuevas se encuentran en el desfiladero de los Hocinos y pertenecen al municipio de Villarcayo, concretamente a la pedanía de Villalaín, aunque la localidad más cercana es Valdenoceda en el Valle de Valdivielso. Su existencia era conocida por los vecinos de esta localidad desde hace muchos años, incluso algún aventurero había encontrado en su interior un fragmento de mandíbula humana y pedazos de cerámica. A partir de los años 70 fueron topografiadas por los grupos espeleológicos burgaleses Niphargus y Edelweiss.

Hace tiempo que el arqueólogo Antonio León Castelao, afincado en Valdivielso, estaba interesado en la prospección de estas cavidades, y fue el pasado mes de septiembre cuando comenzaron los trabajos gracias a una subvención de 6.500 euros por parte del Ayuntamiento de Villarcayo y la Diputación Provincial de Burgos a partes iguales.

En esta parte de los Hocinos hay 4 cuevas, aunque no hay restos arqueológicos en todas ellas. El conjunto se divide en la Cueva I, que es una cueva aislada y en un complejo de 3 cavidades juntas. Es en la Cueva I y en la Cueva III donde se han centrado las investigaciones.

La Cueva I se trata de una cavidad con un claro uso sepulcral o funerario y en su interior se han encontrado unos 100 restos óseos humanos, muchos de ellos fracturados. Entre las piezas más significativas hay dientes, huesos largos, rótulas e incluso un fragmento de mandíbula. Las piezas dentales, en distintos estados de desarrollo, permiten determinar que hay individuos infantiles o juveniles y adultos. También aparecen restos cerámicos muy próximos a los restos humanos con los que seguramente guardan una estrecha relación. Las características de esta cavidad y los restos arqueológicos hallados, los sitúan casi con seguridad en la Prehistoria Reciente, entre hace 3.000 y 8.000 años, un periodo que abarca desde el Neolítico hasta el final de la Edad del Bronce, donde este tipo de uso funerarios de las cuevas es más habitual en esta parte de la Península ibérica.



La cueva de los Cintos de Requejo III, también ha sido utilizada como un espacio funerario. En los primeros metros de desarrollo de esta cavidad se han encontrado distintos restos óseos de fauna terrestre, seguramente depositados allí por depredadores. A unos 40 metros de la entrada, encontramos un importante hallazgo, se trata de un sorprendente muro de piedra que sella completamente el paso a la cueva. Está fabricado con lajas y bloques de caliza sujetas con arcilla que parecen mimetizarse con el aspecto general de la cavidad. Se encuentra perfectamente conservado y solo se ha desprendido una de las lajas que deja un hueco de unos 55×55 centímetros por donde los arqueólogos han pasado al otro lado. La fabricación del muro tenía como objetivo sellar la cueva, abarcando toda la dimensión de la galería.

Detrás de este muro, la cavidad conserva mayor humedad y distintos espeleotemas y casi al final del recorrido se han encontrado una serie de huesos largos que posiblemente pertenezcan a un humano. Estos huesos se encuentran fuertemente concrecionados y mineralizados y se han “soldado” al suelo de la cavidad. Su estado de conservación no permite una identificación precisa sobre su naturaleza. En la misma zona se han hallado dos piezas dentales humanas de dos individuos distintos. La presencia de estos restos humanos nos indica el uso funerario de esta cavidad.

El estudio arqueológico se ha desarrollado durante los meses de septiembre y octubre con 4 incursiones principales y numerosas visitas al lugar. El resultado ha sido una memoria científica muy completa en la que, por ejemplo, la arqueóloga Alba Ruiz Cabanzón ha fotografiado y descrito cada una de las piezas encontradas. El 1 de noviembre terminaron los trabajos de campo y el día 15 se entregó la memoria científica a la Dirección General de Patrimonio de Castilla y León y a la Diputación provincial de Burgos. El Ayuntamiento de Villarcayo está interesado en pedir de nuevo una subvención el año que viene para continuar con los trabajos de investigación y continuar con las actividades culturales para difundir y acercar la Prehistoria a todo el mundo.

Actividades culturales vinculadas con el proyecto
El proyecto de investigación no solo trataba de investigar las cuevas, sino que también pretendía divulgar y difundir los resultados, la cultura y el patrimonio. Se han realizado una serie de actividades culturales derivadas de la investigación en distintos lugares del Valle de Valdivielso y en Villarcayo, como son una charla en la Casa Concejo de El Almiñé sobre los resultados de esta investigación, así como la participación en un programa de Radio Valdivielso donde se explicó el proyecto y hablaron sobre arqueología. En Villarcayo se impartió una charla en el Centro Intergeneracional Encarnación Bustillo. Por último, en el IES Merindades de Castilla se montó un arqueódromo, que es una reconstrucción de una excavación arqueológica, para que los alumnos de 1º de la ESO disfrutaran descubriendo los misterios de la tierra y pudiesen sentirse arqueólogos y científicos por un día. Los niños buscaron distintas piezas (cerámicas, huesos, conchas, minerales…) para posteriormente describirlas y clasificarlas en el laboratorio.